Más de 40 albañiles de Independencia participaron en un curso sobre construcción y reforzamiento de viviendas que les permitirá brindar un mejor servicio a las familias de las laderas.
El 30 % de viviendas ubicadas en las laderas de Lima son autoconstrucciones que ponen en riesgo la vida de sus habitantes. Para revertir esa situación, Predes, en coordinación con Cenca, capacitó a los maestros de obra, operarios y albañiles del distrito de Independencia para que complementen su experiencia con la base teórica y así mejoren la calidad de las edificaciones.
El objetivo principal de este evento fue lograr que los participantes desarrollaran capacidades para la construcción de viviendas seguras y así reducir el riesgo de desastres, especialmente en las zonas de laderas. Las siete sesiones de capacitación realizadas entre los meses de febrero y abril estuvieron a cargo de un arquitecto especialista del Instituto de Desarrollo Urbano (Cenca), un maestro de obra y sus respectivos asistentes.
Esta formación de maestros se desarrolló en el marco del programa “Reducción del riesgo en áreas vulnerables del distrito de Independencia, provincia Lima”, que es ejecutado por Predes con financiamiento de Usaid/OFDA.
Casas sin riesgos
En los barrios pequeños del distrito, los pobladores recurren con frecuencia a los albañiles o maestros de obra cercanos para encargarles la construcción de sus viviendas, ya que les tiene más confianza, pero muchos de ellos no tienen el conocimiento y la experiencia sobre cómo construir o reforzar viviendas ubicadas en laderas de cerros.
Los participantes comprendieron la necesidad de conversar con los clientes sobre la forma correcta en que se debe construir una casa y la importancia de usar insumos de calidad para que sean más resistentes ante los desastres.
La investigación realizada por el Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid) de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) evidenció que la mayoría de viviendas en Independencia han sido construidas de forma rudimentaria, con mano de obra no calificada, inasistencia técnica y sin materiales adecuados. A ello se suma la ausencia de servicios básicos y la mala ubicación de las casas en laderas, con rocas y pircas mal hechas.
Los datos del Cismid arrojaron que, ante un terremoto de 8.1 grados o más, el costo de reparación de cada vivienda afectada sería en promedio el 80 % de lo que se invirtió originalmente en su construcción. Por ello es importante que los albañiles y maestros de construcción realicen su trabajo con bases teóricas y no de manera empírica o sin cuestionamientos sobre la seguridad del edificio.